Friday, October 9, 2009

Puerto Rico 2009: déficit democrático y partitocracia.



“In a democracy the poor will have more power than the rich, because there are more of them, and the will of the majority is supreme”.
-Aristóteles

Mucho antes que el genio de Carlos Marx expusiera su teoría sobre el materialismo histórico o que aquel carpintero judío arremetiera contra los mercaderes en el templo. Ya el viejo Aristóteles se había adentrado en la comprensión de la democracia como régimen político, esbozando sus componentes esenciales y describiendo el arreglo -siempre conflictivo- de los distintos elementos que le imprimen vida orgánica al sistema democrático. Contrario a la época actual, en la Grecia Clásica, no existían partidos políticos de acuerdo a como los visualizamos hoy en día. Amerita, entonces, insertar el fenómeno político del partido dentro de este análisis que pretende avanzar, al menos un paso, en el entendimiento del “status democrático” en que se encuentra we the people borinqueño.

Resulta ineludible comenzar por estipular que existe una honda ausencia democrática en nuestra Isla, cuyo reflejo más luminiscente se denota, en la manera que las decisiones “oficiales” emitidas por la oligarquía partidista crean rabia, desaprobación, confrontación violenta y malestar en nuestro pueblo antillano. Para ejemplos, dos botones bastan:

i. El pueblo emite un voto de unicameralidad y el partido no lo pone en vigor.
ii. El pueblo no quiere despidos pero aun así la oligarquía partidista despide.

Hablar de democracia acertadamente nos remite a que todo el conjunto del pueblo, entiéndase, cada ciudadano de cada barrio de cada municipio de cada región del País, tiene la facultad- si así lo desea- de expresar su apoyo o rechazo, a un grupo de personas que serán investidos con la función administrativa de la res publica (cosa publica), durante un periodo preacordado y limitado a una jurisdicción especifica; en adición, los elegidos tendrán la facultad de establecer y modificar la norma de conducta aplicable obligatoriamente a cada ciudadan@. No hay duda alguna que tales decisiones autorizadas tienen un impacto considerable en todos los ámbitos de nuestra fibra social.


El concepto actual de “partido político” proviene del contexto sociopolítico moderno de la Gran Bretaña que, a mediados del siglo XVI, se fraguaba el quehacer político en medio de luchas intestinales entre las facciones whig y tory. De otra parte, el partido lo compone un grupo de personas-constituida en facción- cuyo fin es ejercer o influenciar el poder del Estado para realizar un programa político de carácter general. ¿Qué efecto tiene sobre la noción de democracia cuando el partido(s) se convierte en la única correa de transmisión del “sentir” del pueblo? ¿Puede que con el pasar de las décadas, la correa partidista, acostumbrada a mandar, termine por estrangular el deseo del pueblo?

La realidad política es que, en ocasiones, la estructura política termina siendo controlada por alguna oligarquía partidista; capaz de asumir la soberanía efectiva de un país-en pos de afianzar y asegurar los intereses de una elite económica-dándose ahí, la conversión del régimen democrático en partitocracia u oligarquía partidista. Precisamente lo que ha ocurrido en el sistema político puertorriqueño.

En nuestra Patria no impera la democracia. Es más le diré algo que le caerá “como balde de agua fría”. En nuestro suelo antillano, la democracia, es la invitada de honor -siempre ausente- en el baile orquestado por los Partidos Históricos (PPD y PNP); quienes, han acaparado para si, todas o algunas ramas del gobierno, desde la década del 1940 hasta el presente. Es necesario insistir que la poca democracia existente en la comunidad (cuasi autónoma) del ELA, ha sido secuestrada de manera indefinida por los partidos históricos. ¿Cómo es posible que, un gobernante, elegido por poco más de un millón de votos (más de 200,000 votos de ventaja sobre el PPD) tenga nueve meses después, menos de 30% de aprobación ciudadana? A nadie le parece ilustrador el hecho que un estimado de 900,000 boricuas hábiles (inscritos y no inscritos) para emitir su voto en 2008, se decidieran quedar en su casa. En fin, existe un gran cuestionamiento a la gestión pública del Partido en el Poder, miembro de la oligarquía partidista, que no se arregla con una encuesta de $300,000 encargada a la empresa Gaither Internacional.

Ante este panorama general, cada ciudadana y ciudadano tiene que tomar una decisión individual que salpicará al resto de la colectividad:

…refugiarse en el confort individual y en la pasividad electoralista (“hay que esperar al 2012, no hay otra opción, nada se puede hacer”) vis. a vis. …sumarse a las manifestaciones y demás acciones concertadas que validan el derecho del pueblo a protestar cada una de las medidas y decisiones arbitrarias, irrazonables y perjudiciales articuladas por el gobierno. El pueblo en lucha tiene que enviarle un mensaje claro y directo a la oligarquía partidista: ¡Abusadores, basta ya!

¡Trabajo Digno y Democracia Soberana!

Por: Sergio Méndez Sánchez

(Nota Aclaratoria)
En el anterior ensayo se ha colocado el punto de enfoque, principalmente, en los partidos históricos y su azarosa relación con el concepto de democracia dentro de la comunidad política-semi autonóma- del ELA; intencionalmente, se ha obviado hacer un análisis sobre el status de la democracia en la dinámica,entre el Poder Federal y su aplicación sobre el sistema político puertorriqueño, ya que tal esfera, se encuentra dominada, no por la democracia, sino por el colonialismo y la dependencia económica; cuestión reconocida por todas las agrupaciones políticas en PR, incluyendo al sector estadista que aspira a integrarse en el sistema político estadounidense. Si aun así, el lector, tiene alguna duda de nuestra condición colonial, lo invito al análisis de lo siguiente:
(1) llamados “casos insulares” decididos por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos y la doctrina que emana de los mismos (PR como territorio organizado no incorporado al sistema federal y por ende, sujeto al Congress y a la Cláusula Territorial de la Constitución de los US;
(2) anejo de la Constitución del ELA titulado: Ley de Relaciones Federales...

S.M.S.

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